Las estimaciones indican que la población económicamente activa pasa alrededor de un tercio de su tiempo en sus lugares de trabajo, de ahí que las condiciones en las que laboran tengan considerables efectos sobre su salud, tanto física como emocional.

Los riesgos ocupacionales pueden incluir traumatismos, ruidos, exposición a agentes cancerígenos, partículas en el aire y riesgos ergonómicos, los cuales pueden derivar en enfermedades crónicas como dolor de espalda originada en las vértebras (dorsalgia), pérdida de la audición, enfermedades pulmonares, asma, traumatismos, ciertos tipos de cáncer, entre otros problemas de salud.

Contar con condiciones de trabajo adecuadas no solo propicia la protección social, también favorece las oportunidades de desarrollo personal y protege a los trabajadores contra riesgos físicos y psicosociales, además de tener efectos positivos sobre la salud y el bienestar.

Las iniciativas en los espacios del trabajo pueden aportar en la reducción del ausentismo laboral por enfermedad y el costo de atención médica para las empresas e instituciones.

En México, la población económicamente activa supera los 54 millones, de acuerdo con datos del INEGI. A nivel regional, la fuerza de trabajo en América representa cerca del 50% del total de la población.

Fuente:
Secretaría de Salud